viernes, 25 de diciembre de 2009

Una tarde sin igual



Daniela lenta, pero decididamente disponía de la habitación tal y como Luis horas antes se lo había ordenado en detallado correo electrónico.

Aun no entendía la mezcla de sensaciones que le provocaba, por un lado una creciente excitación al saber lo que mas tarde acontecería, temor por el dolor que bien sabia que iba a experimentar, deseo de estar una vez mas a voluntad de aquel hombre que la hacia pasar momentos de indescriptible redención y explosiva emoción.

Uno a uno limpio y coloco los diversos instrumentos sobre la mesita rodante que Luis usaba en esas ocasiones, tuvo que imprimir el correo para no fallar en el minucioso orden que le había requerido, la palita de madera, con el listón lila alrededor del mango en un tierno moñito, esto ultimo no lo entendía, pero estaba ya acostumbrada a esos requerimientos y bien sabia que mas temprano que tarde sabría el por que de la petición, el cepillo naranja, el mismo que tanto detestaba pues el sonido y la fuerza que Luis le imprimía realmente la llevaba al borde de las lagrimas y en mas de una ocasión la hizo llevar las manos hacia atrás en un vano intento de autoprotección , consiguiendo solamente que el incrementara la fuerza y cantidad de los azotes , lo siguiente en la lista era el cinturón de piel, la sola vista de este la hacia estremecer, era una pieza estéticamente hermosa, Luis como siempre había tenido un excelente gusto, media en aproximado 75cm, el grueso de 2.5cm y el color claro, el favorito de Danny un suave tono lila, con su nombre bordado a lo largo con letras doradas “Daniela”, y las iniciales L.C debidamente grabadas en la hebilla, con una sonrisa imperceptible lo coloco junto al cepillo. Al pasar frente al espejo no pudo evitar mirarse, recordando que debía cambiar su ropa, en especial la mini tanga que llevaba y que a Luis tanto le molestaba, pero antes de eso salió al pequeño jardín ubicado en la parte posterior del estudio de Luis, en el además del manzano, contaba con un par de banquitas, la mesa de jardín y varios rosales perfectamente cuidados. Acercándose a el manzano con las tijeras de jardinería en mano selecciono y corto una ramita verde, delgada y por supuesto flexible, la limpio tal y como El le había enseñado, quitándole hojitas, nudos y cualquier anomalía que pudiera causar daño en exceso, la llevo a la habitación colocándola a un lado del cinturón, lo siguiente en la lista eran las esposas, debían ir colocadas debajo de la fila de instrumentos a lo largo de ellos, y por ultimo la botellita con atomizador llena de agua detrás de ellos.

Una vez terminado, decidió comer un refrigerio, recordando las palabras de Luis cuando conversaba con ella acerca de sus problemas con la comida, donde El le explicaba que si no se alimentaba bien, estaría débil y sin fuerzas, y como lo que menos quería era decepcionarlo se preparo para estar anímicamente fuerte, posteriormente se metió en la ducha, eligio con sumo cuidado lo que iba a vestir, en especial los interiores cuidando que fueran lo que a Luis aprobaba, tenían q ser totalmente blancos, sin adornos a lo sumo un pequeño encaje, nada de tangas ni de escotes en exceso provocativos, calcetas blancas y obvio su uniforme “escolar” que El había mandado a hacer exclusivamente para ella.

Cuando termino se dio cuenta que faltaba escasos minutos para que Luis llegara a casa, corriendo llevo el libro en turno de Luis, la caja de puros y no podía faltar la fría botella de whisky, todo esto sobre el escritorio para que El los tomara cuando le apeteciera.

Paso largo tiempo mirándose al espejo, preguntándose una y otra vez si Luis en verdad se daba cuenta que no era una nena, ni siquiera una adolescente, El parecía, como hoy con su petición, darse perfecta cuenta de ello, pero había veces en que la trataba igual que a Rossy o bien no dejaba de decirle “peque” a cada momento que tuviera oportunidad, hubo una ocasión en que el le dijo susurrando, “claro que se que no lo eres, eso salta a la vista, mientras le acariciaba el enrojecido trasero, pero ese es nuestro secreto”. Pero ella deseaba mas, lo deseaba mas que nada a El, el poder estar a su lado, la hacia feliz saber parte de sus deseos y hacia lo posible por comportarse de la manera que sabia le gustaba, había aprendido a conocer sus gustos y disgustos, sabia hasta donde ella podía aventurarse sin causar real enojo en el, y si por inexperiencia o bien por alguna mínima rebeldía que le quedara El se enojaba para ella era como si el mundo viniese abajo y no era feliz si no hasta que el, claro castigo de por medio, no la perdonase.

Mientras recordaba todo esto, no escucho el auto llegar, ni siquiera sintió cuando Luis arribo a casa, si no hasta q lo tuvo frente a ella, mirándola con gesto adusto. Daniela veo que no fui lo suficientemente claro en las ordenes que te di, ¿Cómo te dije que debías esperarme? Y te adelanto que sentada frente al espejo no es la respuesta, ella sabia que debía estar en el rincón desde hacia buen rato, pero los minutos se le habían pasado sin darse cuenta, si tan solo lo hubiese escuchado llegar hubiera corrido a El, esta vez no había desobedecido adrede simplemente el tiempo se la había comido.

Luis simplemente la tomo de la mano, asombrosamente sin resistencia alguna de ella, conduciéndola a la orilla de su cama, tomo asiento en la misma, Danny lo miraba cabizbaja, perdón empezaba a murmurar cuando la dura mirada la hizo callar, suspiro y adelantándose a los deseos de Luis se tumbo sobre sus rodillas;

-Siento no haber obedecido, por favor Tío, castígame por eso.

-Muy bien nena, vas avanzando, ¿Qué es lo que mereces?

-Que me enseñes a ser mas obediente

-¿Y como aprendes a ser obediente?

-A nalgadas Tío

-Buena respuesta nena.

Y acto seguido empezó con la primera ronda de nalgadas, a mano sin prisa pero sin pausa, una a una fueron cayendo sobre el redondeado trasero de Danny, ella solo gemía levemente, y las soportaba estoicamente, al principio Luis imprimía fuerza pero una velocidad media, como siempre le gustaba hacer el castigo largo, el problema para Daniela empezó cuando Luis aparte de las nalgas empezó a castigar los muslos también, a pesar de ser solo la palma de su mano la fuerza ahora ya era suficiente para hacerla patalear y aumentar el volumen de los gemidos, después de una bien aplicada ronda de aproximadamente 100 nalgadas, le permitió incorporarse, mandándola en el acto al rincón, esto cabe mencionar ayudaba a Daniela a descansar por breves minutos, pero el problema de este es que le era bastante dificultoso mantener la posición , motivo por el cual se ganaba constantemente mas azotes o incluso mas de dos pellizcos en salva sea la parte, y esta no fue la excepción, lo peor era que ella inconscientemente se protegía o mas bien intentaba protegerse logrando solo tanto perder la posición como el enojo de Luis, ¿ah con que la manita atrás eh? ¿Te encanta tener la mano atrás? Ok, te voy a complacer nena, llevándola directo a sus rodillas y obvio, sosteniéndole la mano detrás de la espalda, empezaban de nuevo las nalgadas, en esta ocasión hizo una ligera variación, dando una en cada nalga y después una en cada muslo, obligando a Daniela a contar de cuatro en cuatro, de pronto le permitió incorporarse, solo para pedirle la palita de madera, Daniela solo suspiro y se la entrego, tenia temor si, la madera Luis no la usaba mucho con ella, Luis con esa malvada sonrisa que no podía ocultar soltó el listón, la coloco ambas manos a la espalda y las sujeto, esto le provoco a ella mas de un estremecimiento, el tacto del listón era suave, no le lastimaba, Luis había usado una ligadura cruzada, la cual la mantenía totalmente inmóvil, bueno Daniela vamos a continuar, acomódate bien, arriba pompitas, y la madera empezó a hacer lo suyo, uno a uno metódicamente para que no quedara un solo milímetro de piel sin sentirla, los muslos de nuevo no fueron la excepción, el color fue incrementándose, cuando este ya estaba en rojo intenso, la desato, la ayudo a incorporarse y sin mediar palabra alguna de por medio la llevo directo a la ducha, abriendo el agua fría la metió sin mayor miramiento, ella estaba sorprendida, el agua caía sobre todo su cuerpo , El tomo la barra de jabón y empezó a pasarla por su cuerpo, teniendo especial cuidado en las zonas sensibles, cuando el agua quito el ultimo rastro de jabón le ordeno girarse, de tal manera que sus nalgas quedaran en la caída del agua, dándole un par de sonoras nalgadas al instante le ordeno salir de la ducha, así desnuda y aun mojada como estaba fue a parar, una vez mas, a las rodillas de Luis, el turno ahora del odiado cepillo naranja, los azotes caían, en esta ocasión pausados pero contundentes, abarcando poco a poco toda la zona, y con el tiempo suficiente entre ellos para que Daniela los sintiera de manera adecuada, ella pataleaba, gritaba, suplicaba, en esta ocasión las lagrimas estuvieron mas cerca que nunca, más cuando Luis le decía, anda grita, patalea, bien merecido te lo tienes, y ahora vamos a contar, ¿entendido?, así uno a uno Daniela conto 50 azotes, El, la ayudo a incorporarse, acompañándola a un rincón del cuarto, le ordeno pusiera manos en la nuca, se acerco a ella y paso sus uñas sobre sus enrojecidas nalgas, presionando para que se sintiera pero sin hacer daño severo en la piel. Cuando pasaron algunos minutos, los cuales la ayudaron a reponerse y estar lista para lo que seguía, la llamo sobre la cama tenia ya los almohadones justo en el centro, tomo el cinturón diciéndole: “ya sabes como acomodarte”, ella solo acertó a mirarlo a los ojos, bajar la cabeza y obedecer, el cinturón, para ella era por mucho mas soportable que el cepillo, en esta ocasión, Luis decidió variar la técnica, dedicándose concienzudamente a la nalga derecha, repasándola de arriba hacia abajo, desde la parte baja de la espalda hasta los muslos, dejando las gruesas franjas marcadas, después paso a la izquierda, con el procedimiento inverso, esto es de los muslos hacia arriba, para finalizar con ambas, en el centro, Daniela solo podía retorcerse del dolor, y lanzar gritos suplicantes, sus ojos se nublaban, y en esta ocasión resbalaron unas cuantas lagrimas por sus mejillas, silenciosas, sin jadeos, intentando no llamar la atención, mas no le resulto, porque El se dio cuenta, mas siguió con el castigo, uno, dos, tres azotes mas, la ayudo a incorporarse, abrazándola limpio un poco sus lagrimas, faltaba la varita, ella lo sabia y temblaba solo de recordarlo, Luis observador como siempre se dio cuenta del estado de Daniela, permitiéndole descansar un poco, la recostó en la cama, le sobo un poco el mallugado trasero, repasando cada línea marcada, cuando noto que Daniela recobro de nueva cuenta fuerza, le palmeo diciéndole:

Daniela es hora de la parte final de tu castigo, tu sabes muy bien lo que sigue, así que si sabes lo que te conviene, empieza de una vez.

-Si Tío, ¿me ayudas por favor a parar?

-Si nena, extendiendo su mano, ven levántate

-Tomando la varita, se acerco, toma Tío por favor castígame como merezco

-Gracias nena, ahora acomódate, ya sabes como.

Y así, Daniela apoyada sobre su escritorio y con los pies casi en punta recibió, para su suerte, 20 varazos, contando uno a uno y obviamente dando las gracias, al finalizar Luis simplemente la atrajo hacia a el, “de nada princesa” , beso su frente, la rodeo con sus brazos tiernamente un largo rato y la llevo de vuelta a la cama, donde aplico crema de árnica a su trasero y muslos. Dejándola sobre la cama, con la orden de permanecer boca abajo, preparo su copa, su puro y disfruto de la vista y el sabor.

Rossy

Dic. 2009




4 comentarios:

http://librosligeros.blogspot.com dijo...

Hola, Rossy. He vuelto a leer tu historia, ahora con más calma. Y me ha parecido atrayentemente descriptiva, como escrita con gran dedicación.
Espero que al imaginarla, hayas disfrutado tanto como yo al leerla.

Te prometo que mañana, te dejaré un nuevo cuento en mi blog:

http://librosligeros.blogspot.com

Tqm

Leticia dijo...

Amiga me gusto la historia
como siempre, siempre te he
dicho que me gusta mucho como
escribes, felicidades y espero
leer otro pronto.

Estefy dijo...

Hola Rossy!!! Me gusto tu relato. La manera en que lo relatas hace fácil y sencillo imaginarlo.
Gracias por compartir!!!
TQ
Estefy

Anónimo dijo...

Deliciosa lectura, Rossy... ¡qué mas puedo decir!

Bilbo